Como representación del sentir y el espíritu del viaje, compartimos la carta que Analía Meo (Grupo de Investigación y Acción) hizo llegar para leer en el homenaje:
Gualeguaychú 2/1//2013
A Norma sólo la vi un par de veces. Junto con una colega, le hicimos una entrevista para que nos hablara un poco de la escuela y de sus alumnos. Una de las cosas que más me sorprendió es que Norma cuando hablaba de sus alumnos, usaba el nombre de pila. Sabía las historias de los chicos y las chicas, conocía a sus familias, el nombre de sus hijos/as si los tenían. Fue la primera directora que conocí que entendía que la escuela tenía el rol fundamental de darle la palabra a aquéllos que no la tienen. Conocerla a Norma fue conocer otra forma de hacer escuela secundaria, una forma de hacer escuela que nada tenía que ver con la escuela selectiva, tradicional y excluyente que conocíamos (por nuestra propia experiencia escolar y por nuestro trabajo como investigadoras). A medida que recorríamos el sistema educativo, nos dimos cuenta que a Norma la conocía casi todo el mundo. Cuando hablábamos de la escuela 4, nos contestaban (supervisores, directores de otras escuelas), “claro que la conozco, la escuela de “Norma”. Por lo que nos cuentan sus colegas y compañeros, Norma fue una trabajadora incansable, que daba todo y que estaba en todo, que se animó a patear muchos tableros para imaginar con otros nuevas formas de trabajo en la escuela. En una entrevista en la revista monitor del ministerio de educación, Norma relataba su experiencia como directora y recordaba cómo la escuela secundaria de los 90 expulsaba sistemáticamente a las alumnas madres o embarazadas. En esa entrevista, Norma se pregunta “¿Por qué no puede haber alumnas embarazadas en la escuela?” y ¿por qué no tantas cosas? Justamente Norma, como otros luchadores como ella –tanto en su escuela como en otras escuelas - se animó a hacer preguntas impensables, se animó a cuestionar la herencia del pasado y, al hacerlo, empezó a imaginar otros caminos y territorios, otras reglas de juego que abrevaban en otros valores distintos de los dominantes, en donde la solidaridad, el reconocimiento, el respeto, y el amor a la vida se volvieron centrales. Por eso hoy, es un día para recordar y celebrar la vida de Norma, su trabajo, y entrega y para dar testimonio de que su legado continúa y se extiende a muchos adultos y jóvenes que tuvimos la suerte de conocerla, de recibir su calidez y de aprender de su compromiso con el barrio, la escuela, los chicos y sus familias.
Analía
PS: Agradecemos las gestiones de nuestro Delegado Mauro Gandini y especialmente a UTE y a su Secretario General Eduardo López por la colaboración prestada para la realización de este homenaje.